EL HURRERO PARAGUAYO
Rol e importancia para la política paraguaya
“…Ese-ko é nuestro correlí…” y con esa frase se soluciona cualquier problema en Paraguay, sin importar la envergadura.
Resulta increíble cómo todo paraguayo (o la mayoría de nosotros) pierde la compostura/cordura, se rebaja, se despoja de su profesionalismo o nivel académico y hasta olvida la decencia al momento de opinar de política. Tan solo basta leer los comentarios en los diarios digitales, y con más énfasis en las redes sociales, allí notamos la obnubilación o el extravío de los escribientes (defendiendo lo indefendible, atacando lo inatacable, ensayando excusas a favor de delincuentes, proponiendo una suerte de compensación: “si tu candidato lo hizo, el mío también está autorizado y legalizado para hacerlo”, etc.), todos cegados por el fanatismo hacia un determinado partido político, y con ello echan por tierra toda esperanza de una verdadera evolución como nación. Respetables señoras y señoritas, profesionales universitarios, todos, desprecian su calidad, su buena reputación y sin importar al qué dirán, “se arremangan” las camisas y los pantalones para entrar de lleno y con ganas al sucio y fangoso barro de las discusiones políticas, sea en el plano que se presente ésta.
Ya lo decía Winston Churchill respecto a la obstinación y vehemencia del individuo exaltado por su fanatismo: “Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema.” Y bien, mucho de esto -o todo quizás- es el condimento necesario del “hurrero paraguayo”.
Actualmente, el hurrero es más que un grito, más que un silbido, más que un incentivador, más que alguien contratado por “un tres leones y un vaka´í”, son más exigentes (más exquisitos), pero sigue siendo un deleznable ciudadano no pensante e irresponsable.
ORIGEN DE LA PALABRA: Para la R.A.E. no existe el término “hurrero”, pero la Academia sí define la palabra “HURRA”, de origen inglés, utilizada como interjección …para expresar alegría y satisfacción o excitar el entusiasmo...
Los paraguayos solemos “descomponer” la palabra y adecuarlo a nuestro “gusto y paladar” (paguayizar el ma'êrâ). Así, en el afán de descomponer el vocablo tenemos que de “Hurra” derivan: Hurrero, Hurrería, Hurrear, etc., aunque le dimos mayor significancia, lo caracterizamos ampliamente. De tal forma a que la actividad de la “hurrería” o el oficio de “hurrero” no pretende señalar solamente a “…aquél que expresa alegría y satisfacción, o a aquel que excita el entusiasmo…”, si bien ser “hurrero” implica que parte de su actividad sea algo como lo describe la R.A.E.
Cabe afirmar en principio que el TÉRMINO ES DESPECTIVO (o pretende serlo), como queriendo circunscribir a tal actividad como vergonzosa, vil (o servil), deshonrosa, deleznable, un cipayo; en fin: es lo último de lo último que debe hacer un ser humano que se precie de íntegro y objetivo.
LOS TIEMPOS DEL HURRERO: La institución del “hurrero” es una actividad siempre vigente en la política paraguaya, y quién sabe desde cuándo. La persona (hombre, mujer, de cualquier edad, profesión u oficio) se instala en plano político “trabajando” antes, durante y después (si triunfa) de las elecciones políticas.
1) “ANTES” colocando los afiches, los pasacalles, repartiendo calcomanías, preparando el PC (puesto de comando), enfriando la bebida, sirviendo los panchos (u otro bocado). Se encarga de abarrotar los ómnibus chatarras de “almas necesitadas” que por monedas o por el “chupi gratuito” van a pararse por horas frente a un escenario, donde ni escuchan ni entienden al disertante. Forma parte del aparato propagandístico y logístico.
2) También se requiere su actividad “DURANTE” el acto político, pues en todo discurso, reunión o aglomeración de personas es sumamente necesario el “hurrero”, ya que grita a favor; “hurrear” es la misión, él hace flamear las banderas, excita con su aliento el entusiasmo de los demás (porras), aunque sin escuchar realmente lo que dice el candidato en su discurso; debe vitorear cada párrafo del discurso (aunque no amerite o no tenga sentido). Aplica el “sí, señor”, el “viva fulano” o el “viva el partido xx” que está tan inserto en el ADN paraguayo.
Cuando el discurso sobre la tarima comienza con algo así: “¡Correligionarias y correligionarios! Nuestro glorioso partido con este servidor buscará enaltecer a este sufrido pueblo…” Justó allí ya tiene que intervenir un grito desaforado el hurrero.
3) La etapa más dulce es el “DESPUÉS”, siempre que triunfe el candidato, pues comenzarán las presiones para obtener más que un asado de festejo. Sí señores, ya no se “hurrea” solo por “la cerveza y el bocadito”. Pocos son los “verdaderos soldados del partido”, la mayoría tiene un precio, tal vez la paga sea un cargo en alguna administración, algún tipo de exoneraciones o alguna concesión graciosa. Esto es lo que “técnicamente” conocemos en Paraguaylandia como ZOQUETE.
El “hurrero” no es ningún tonto, pero tampoco es un tipo honesto, es el popular “letrado paraguayo” que busca una conveniencia aunque sea deshonesta, algo tiene que arañar. Podría decirse que aquí el hurrero se convierte en un perro fiel que jamás abandonará al que le consiguió el zoquete.
La inversión dineraria que irroga toda la política nacional es escalofriante, y forma parte de un sistema perverso impuesto por nuestros políticos en que prácticamente a cada año tenemos elecciones, destinando millones de los recursos del Estado hacia ese fin y desatendiendo con este “circo” las verdaderas necesidades del pueblo, además que también todo el dinero del candidato, bien o mal habido, está disponible para costear una posible victoria; lo cual válidamente nos hace presuponer el negociado que se oculta detrás de cada elección porque de alguna manera hay que recuperar lo invertido, allí cobra vigencia “los costos o favores políticos”$$$$$$.
VESTIMENTA Y CONDUCTA: Este pintoresco personaje, integrante de “fauna” nacional, que se mezcla con “la perrada” aparece con cada acto político proselitista y tiene un solo discurso (está adoctrinado), maneja una jerga propia, porta banderas con un color o con un rostro distintivo, a veces se pinta la cara, baila y canta su polca, tiene remeras y gorras alusivas. Solo habla maravillas de su candidato, o si no sabe algo bueno de él, se encarga de ensuciar al opositor, aunque ello implique calumniar, difamar e injuriar, pues igualmente en la zona política todo tipo de armas vale. Todo depende de la deplorable estrategia politiquera. Por su lado, al político o candidato le gusta caminar entre vítores y hurras, se siento agrandado, cómodo, afianzado. Le gusta que “animen” la fiesta y le incentiva los estirados e inmerecidos elogios.
EVOLUCIÓN: Tal vez sin saberlo, el “hurrero” es un proclive agente del “merchandising” político, y por esa “evolución” quizá sea considerado un elemento importante y necesario para los políticos. Quién sabe hasta cuándo!!!
Hurras al alcance de un click. Una importante evolución del “hurrero” es que hoy por hoy tiene acceso a Internet, y aunque de redacción nada conozca ni le interese, escribe como puede con el fin de decir lo que sea a favor de su candidato o para “vomitar” sobre el adversario. La tecnología hace pervivir esta actividad en el mundo virtual, sobre todo en las redes sociales. Es lo que acertadamente se le llama “El hurrero 2.0”. Éstos son una especie de “termómetro político”, un instrumento de medición que filtra los comentarios y tendencias políticas, están proyectados a la búsqueda de votantes indecisos, son los vigentes “pyragué” que chismean sobre lo que la opinión pública piensa de su líder, pretenden infundir miedo en el electorado con sus absurdas, infundadas y convenientes “ideas” (si gana fulano nos vamos al carajo, si no gana mi candidato tendremos hambre, miseria y abandono, etc.). Utiliza el verdadero mecanismo de desinformación, se adjudican gestiones, obras y pretenden convencer con promesas sin asideros.
CONCEPTO: Al ensayar un concepto actualizado del “hurrero paraguayo”, tomamos algunas sugerencias:
* El HURRERO no ayuda. Es como la claque que ríe en los programas televisivos: no hace el chiste mejor. Sólo lo hace más ruidoso.
* El HURRERO es la quintaesencia de la amistad al poder. Es el primer paso en la escalera que te acerca a las ventajas otorgadas por la fidelidad.
* Se suele decir que sin estos personajes no puede haber reunión política, por lo que hay que cuidar a los HURREROS ya que es una raza en extinción.
* No conoce perfiles, solo tiene un discurso. Hoy día hasta puede ser universitario el hurrero… lastimosamente…
* El HURRERO es la persona que realiza el primer aplauso, es el animador y estimulador del evento político, todo para tratar de llamar la atención del orador de turno, el fin es incierto, una hipótesis puede ser sólo por fanatismo, la segunda es por conseguir algún "espacio", el hurrero no está en extinción, tiene métodos más estéticos para llamar la atención. (Milciades)
* El HURRERO es un personaje únicamente de la política paraguaya. Expresión de una baja forma de hacer política en la que debe llamar la atención del orador y público para captar adeptos alzando la euforia y algunos solo por euforia, no por propuesta válida desarrollista, deciden su voto. Para mí, el hurrero es una persona acéfala, ignorante, interesada que por un poco de dinero se presta a hacer ese detestable oficio. O por fanatismo hacia un color de partido político. Es una persona que no piensa simplemente es un servil por interés propio o pagado que actúa. El hurrero ni siquiera conoce la propuesta política de cuya persona vitorea porque es un ignorante, lo que grita en su hurreria no tiene profundidad, es solo tonteras lo que dice. Cuando en el país existan una mayor capacidad del votante y su derecho de escoger, de elegir, de otorgar poder a un candidato y que sea por PROPUESTA QUE CONVIENE AL PAIS Y QUE TIENDA AL DESARROLLO DE LA LOCALIDAD, CIUDAD, estos personajes "hurreros" desapareceran... No tendran sentido su existencia. (Magda)
Finalmente MI IDEA o concepto sobre HURRERO PARAGUAYO
…Dícese de las personas “profesionalizadas” en promover y alentar a los políticos con diferentes tipos de actos (vítores, silbidos, gritos, porras, conspiraciones, saboteos, delitos contra el honor, etc.), en especial a candidatos postulados para algún cargo político próximo a elección y empieza a tomar protagonismo desde el momento en que aquéllos deciden lanzarse a la arena política y hasta la conclusión del periodo de mando, todo a cambio de alguna recompensa, dádiva o gratificación.
HIP HIP!!
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